Buenos días. Espero que hayas tenido una noche de dulces e insensatos sueños eróticos, que ya hayas desayunado y que portes una sonrisa en el rostro.
Hoy es miércoles de ceniza.
No voy a escribir sobre el origen y la historia de esta tradición.
No voy a explicar cómo se determina la fecha de esta celebración y tampoco voy a contar qué queman los sacerdotes para tiznarles el rostro.
Hoy voy a dar las gracias porque tuve abuela.
Yo no nací budista. Nací en una familia católica o que se decía católica pero que no sabe qué significa eso. Mi padre tiene una relación muy extraña con Jesús, dice que es su amigo. Mi madre hacía oración constantemente y todavía pide por mi alma perdida. Y mi abuela se sabía la misa de cada día del año pero su espíritu no estaba atado al cristianismo. Ella creía en que todo estaba vivo.
De niño, me gustaba mucho el Miércoles de Ceniza. Iba con mi abuela a un templo en la portales, aquí en el DF. Recuerdo caminar hasta la Iglesia, el aroma de la comida en el atrio y de la nube de copal en el interior. Recuerdo la cabeza cubierta de mi abuela y sus manos ásperas como la leña.
Hacíamos fila en silencio y luego te acercabas al viejo que con una pizca de ceniza intentaba dibujar una cruz en tu frente mientras decía: polvo eres y en polvo te convertirás.
Me parecía alucinante ensuciarme a propósito y poner cara de angustia, como hacían todos. Mi abuela no decía nada. Me miraba con sus ojos café y yo entendía todo. Pero la frase se quedaba en mi mente por días.
Años después mi abuela enfermó, estuvo en cama mucho tiempo, le cortaron el cabello y le pusieron una ropa horrible. Un día cualquiera, no recuerdo la fecha, fui a visitarla, le regalé un collar, tomé su mano y le pedí perdón porque esa sería mi última visita. No soportaba verla empeorar. Me despedí y no volví a verla ni cuando murió.
Mi abuela se llevó muchas cosas, mucho saber que me gustaría tener ahora, pero me dejó un pozo inagotable de cariño y un montón de buenos recuerdos. Su cuerpo ya no existe, pero ella está viva.
No sé si hoy abrirán los templos y los católicos asistirán a tomar ceniza, pero es un ritual que me parece hermoso. Quizá vaya en conmemoración de mi abuela. Fuimos polvo y seremos polvo, pero fuimos muchas otras cosas y seremos muchas otras más. Entre todas esas seremos recuerdos.
Quizá ya estás cansado de pensar en el covid y del miedo. La ciencia dice que la materia no se crea ni se destruye, sólo se transforma. Me consta que mi abuela se transformó y que yo me he transformado. No sé cuál es el sentido de tu vida. Pero me gustaría que todos pudiéramos transformarnos en buenos recuerdos. Aprovechemos este día en algo más que comer y beber. La vida es este parpadeo que sucede entre eternidades desconocidas.
Hoy es miércoles de ceniza.
Si estás leyendo esto, estás vivo.
Te invito a crear buenos recuerdos en la mente de alguien más.
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