Cuando por la noche, después de la lluvia, salgo de tu casa, la calle se tiñe con olor a hierba. En mi moto avanzo, como en un sueño, sintiéndome vivo.
Sin alas, soy un viento frío en Miguel Ángel de Quevedo. Frente al Krispy Kreme aterrizó. Allí el aroma de dulce levadura vence al de las plantas. Se cuela por debajo de mi casco y muerde mis pulmones. Me devora.
Para prolongar esos instantes quisiera hacer ochos y donas. La calle no es mía, la tienda está cerrada, las luces de los autos rompen el encanto. Acelero. Me alejo perseguido por la culpa glotona. No más donas. Mañana pasaré otra vez de madrugada.
-Abraham Echauri-
-Abraham Echauri-
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