El horario de verano terminó el 28 de octubre. Los medios de comunicación agradecen que ya tienen la nota, pues cada vez que cambia el horario es necesario entrarle al mitote para distraernos de cosas realmente importantes. Ya sabemos que hay gente que se queja porque sus hijos deben salir de noche de sus casas para ir a la escuela, eso es malo ya que hace frío y los niños se enferman. Nadie repara en que lo adecuado es no tener hijos. También sabemos que se supone que ahorramos energía aunque ningún ciudadano reciba una factura más baja. Y sabemos bien que en México el guanabismo es la epidemia en la que las guanábanas están ausentes; pero si papá Trump usa ese horario, nosotros no queremos ser menos.
A fin de medirle el agua a los camotes, me dediqué a preguntar a la gente en la calle si creía que el horario de verano tenía ventajas o desventajas. De entrada la gente ni sabe cuál es el horario de verano. Aunque su nombre lo indica, siempre voltean a ver al de junto para cerciorarse de cuál es cuál. El lenguaje físico me indica que el horario de verano nos vale una pura y dos con sal.
Pasado el penoso trance de detectar que se acabó el horario de verano, viene la duda de cómo llamar al horario que comienza. ¿Es el de invierno? ¿El de Dios? ¿El normal? ¿El natural? ¿El de antes? El de siempre o el bueno parecen ser las mejores opciones para referirse a él. Entonces vuelvo a la pregunta: ¿tiene ventajas o desventajas? Los quejosos dicen que no rinde el día, pero da lo mismo. Por las respuestas lentas como la cuaresma, noto que la mente no responde o está apagada o que las preguntas de bote pronto parecen capciosas e inoculan el miedo a responder pendejadas. Comienzo a pensar que le estoy preguntando a pura gente equivocada o que mi pregunta está mal formulada. Decido entonces preguntar si les gusta el horario de verano. El cruce de miradas vuelve a ser la constante. “¿Es el que se acaba o el que empieza?”
En Facebook algunos amigos se apiadan de mí y escriben su opinión.
Rita dice: Creo que no hay ninguna y que la gente sólo busca de qué quejarse, yo nunca lo siento, al revés si no lo cambian siento que oscurece antes.
Francisco comenta: No hay ahorro real. Te paras antes y prendes la luz una hora antes. Sólo sirve para desquiciar más a la gente.
Salvador escribe: En las zonas metropolitanas de este país, el cambio de horario tiene efectos neutros, es decir no genera ahorros, ya que los tiempos promedio de desplazamientos diarios obligan a levantarse muy temprano y a regresar de noche, bajo cualquier horario…
Marcela dice: A mi me encanta el horario de verano no soy morning person así que no me afecta que amanezca tarde y si me encanta que a las 7 o hasta las 8 de la noche aun haya luz
Homero opina: No me gusta, cuando voy a rodar en bici aún no amanece, aunque una simple hora, despertar antes se me hace difícil .... (Comentario no científico ni de un experto en economía )
Dexter anota: Desventajas: desincentiva el deporte vespertino donde no hay buen alumbrado. Para las mujeres, recorre una hora más el riesgo de caminar solas al volver a casa. La convivencia familiar con actividades al aire libre también se reduce después de trabajar. Olvidé decir que eran desventajas del horario de invierno xD.
Adriana señala: A mí no me afecta en nada, no duermo más o menos, me adapto súper rápido al reloj, es una política que no es relevante para mi trabajo o mi vida personal, no me “azoto” con tan poco.
Rafa se descose: Yo amo el horario de verano. Me vale madre si se ahorra o no en energía eléctrica o si las bolsas de valores de sincronizan entre México, Estados Unidos o el Mundo o todas esas pártalas que dicen para justificarlo. El solo hecho de que el día dure hasta más de las ocho es de suyo una ventaja que impacta en el estado de ánimo. Quien se queja de tener que despertarse una hora más temprano simplemente es un huevón. Nunca se queja de despertarse una hora más tarde cuando el horario regresa. Huevón.
Roberto me deja un mensaje de audio: cuando se instituyó el horario de verano algún pasado de listo quería vender relojes para dicho horario. Me gusta levantarme y que ya esté soleadito. Lo peor del horario de verano es que la gente empieza a decir “es que con el horario anterior ahorita serían las 8”. El horario es el que es y ya.
Alguien más dice: El cuerpo no se acostumbra y pasan muchos días malos a causa del cambio. Otro suelta: Lo que jode es la movedera de la hora más y la hora menos. Y claro, es que se pierde una hora de sueño, pero el día dura más. Como por arte magia hay quien opina que el tiempo rinde menos gracias al horario de verano y yo me quedo pasmado de la impresión. Total que tenemos los que se paran a las cinco de la mañana para llegar a las seis y media a la escuela, pero no saben decir si hay ventajas o desventajas. Sólo hay confusión.
La gente es muy lista y ahora con Morena será la medida de todas las cosas, el horario les vale madres. Padecen o agradecen una hora de sueño menos o más y se quejan varios días del desajuste pero no sabrían identificar si les gusta más el plátano o la papaya. Yo creo que los extraterrestres tienen un plan malvado para engatusarnos con base en medidas de gobierno pendejas y cualquier día de estos nos comen en mole poblano.
Intentando recuperar la seriedad, daré mi opinión aunque no les interese. Antes del mediodía estoy medio zombie. El sol me pone de buen humor y cuando salgo del trabajo con luz solar siento que tengo vida. El horario de verano debería ser el único horario. El otro horario me jode mucho, me deprime salir de noche del trabajo. De noche todos los gatos son pardos y, después de pasar horas frente a la computadora, la oscuridad es indescifrable, me da harto sueño y el tráfico se pone más pesado. Y además la gente, igual que cuando llueve, se apendeja mucho para manejar. La luz solar calienta los ánimos, por lo que aumentan los delitos de sangre; sin ella todo se enfría y aumentan los robos. O sea que si no es chana es juana y eso ha sido desde siempre, con o sin horario de verano. Pero cuando termina el horario de verano es necesario consumir chocolate para evitar el bajón. También hay que alejarse de los centros comerciales porque las mierdas navideñas y lo villancicos ya llegaron hace rato. Andas como lampareado y te vuelves presa fácil de las ratitas que saben que ya cobraste el aguinaldo y que traes atorados dos güisquis del convivio en la oficina. Por cierto y sólo por no dejar: ¡Aguas con los suicidios!
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