miércoles, 28 de noviembre de 2018

El periodismo en las redes sociales

Hablar sobre el periodismo en las redes sociales es como hablar del arte en las redes sociales. Es decir, nadie sabe qué chingados es el arte. Yo no lo sé y no lo voy a resolver aquí. Lo mismo pasa con el periodismo, explicar qué es el periodismo es un lío. Lo que sí sé es que cuando veo arte, lo reconozco y con el periodismo me pasa lo mismo. 

Cuando leo una nota bien escrita, inteligente y relevante, reconozco su valor y la considero periodismo, independientemente de si estoy de acuerdo con lo que dice o si la veo en un diario, en un noticiero o en un tweet. Un buen periodista puede hacer su trabajo como se le dé la gana y después difundirlo a través de todos los medios a su alcance. Si para eso recurre a memes, YouTube, Twitter o un blog eso es lo de menos. 

Al igual que en el arte hay artistas de #hamparte; en el periodismo hay opinadores de banqueta, chismosos, ignorantes y malintencionados pagados. Ellos se llaman periodistas, ¿qué le vamos a hacer? Dar una noticia no es exclusivo de los periodistas, pero uno serio no debería conformarse con exponer información superficial. Debería citar sus fuentes, citar otros periodistas, comparar casos, hacer símiles. No sé, hay mil cosas que se pueden hacer para que la información no sea un grito en el desierto.

Es difícil exigir buenos periodistas después de años de Jacobo, de la Tesorito con Guillermo Ochoa y de ¡Esta noche en hechos! Estamos acostumbrados a la información sesgada, a leer el Reforma sin leer el Proceso, a creer ciegamente en Carmen Aristegui como si fuera inmune al chayotazo, a desconfiar de los moneros, a ver CNN en cable y a Facebook, que es el terreno fértil de la estupidez, las opiniones incoherentes y el odio. ¿Quién puede decir que eso es periodismo? Yo creo que a ratos es periodismo y a ratos es publicidad y propaganda. Es labor del lector formarse un criterio y consultar todas las fuentes con reserva. Incluidos los memes y las redes sociales.


Esto me recuerda la parábola del elefante y los ciegos. Nadie puede conocer la verdad pero todos pueden describir lo que alcanzan a tocar. Gente pendeja siempre habrá. Ser pendejo es un derecho humano. Ser borrego es opcional en algunos casos, los menos. Los borregos llevan en la sangre esa necesidad de sumarse al rebaño, de no levantar la cabeza, de opinar las mismas cosas que todos opinan, de no pensar, de no tener criterio. Por allí pasamos todos en ciertos temas, en ciertos momentos. Bendita seguridad del rebaño. ¡Meee! ¡Meee!

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