martes, 15 de octubre de 2024

Are You Talking to Me? (Sobre los diálogos)

 

Los diálogos son el mejor modo de contar una historia. Los diálogos fueron el modo en que aprendimos a hablar. Escuchábamos los intercambios de palabras, sonidos,  gestos y energía, entre nuestros familiares e intentábamos imitarlos. Los diálogos brindan agilidad a una obra literaria, una lectura se hace más agradables si los personajes tienen conversaciones ingeniosas sobre asuntos simples que se relacionan con nuestra vida cotidiana. Cada personaje que participa en un dialogo transmite con sus palabras no sólo su interés del momento, también su personalidad, su educación, sus planes, su humor y su estado de ánimo. 


Los buenos diálogos pueden hacer que una idea adquiera un brillo especial y se quede en la memoria de los espectadores. Una idea puede ser muy interesante pero siempre resulta mejor si esa idea es mostrada mediante una conversación. No importa si esa idea es cuidar del planeta o dónde comeremos hoy. Un dialogo permite exhibir distintos puntos de vista, apreciar el contexto en qué ocurre y conocer algo sobre los personajes. 


En ocasiones, una buena historia se hace pesada por la intervención de un narrador, por la escasa naturalidad de los diálogos, o porque las conversaciones son muy transparentes en la intención de reiterar o explicar. Encontrar el modo de hacer que un dialogo suene natural, sea relevante y mueva la historia hace la diferencia entre el placer y el tedio, entre el éxito y el fracaso. 


El mundo recuerda el diálogo entre Vincent Vega y Jules Winnfield sobre McDonalds en Pulp Fiction. Ese dialogo en apariencia superficial, presenta a los personajes al tiempo que nos mantiene entretenidos. Ellos hablan sobre su pasado, sobre la distancia que existe entre ellos, sobre su colaboración y sobre sus gustos. Hay respeto entre ellos, hay un maestro y un alumno, un curioso y un divulgador. Por el modo en que hablan sabemos que tienen poco tiempo de conocerse. Quizá no recuerdes de qué trata la película, pero recuerdas la Royale with Chesse. Recordamos las cintas de Quentin Tarantino más por sus conversaciones que por sus historias.


Otro ejemplo memorable del cine, son las coplas entre Pedro Malo y Jorge Bueno en Dos Tipos de Cuidado de Ismael Rodríguez. Ese intercambio de palabras pasa de lo juguetón a lo agresivo. Pero en el intercambio hay mucha información que se expresa mediante símbolos e insinuaciones. Por principio de cuentas son hombres creativos, charros cantores en conflicto. Se conocen bien, tienen un pasado en común y hay humor en la conversación, pero en el fondo hay una traición que quebró su amistad. Los personajes comienzan casi relajados y terminan enfrentados, Pedro fracasa en su intento de aligerar el ambiente y la enemistad se agudiza. Verlos cantando es una delicia, pero esas mismas ideas en voz de un narrador no tendrían la fuerza que transmiten los personajes.


El dialogo entre Vincent y Jules no se parece a las coplas entre Pedro y Jorge, pero en ambos la información logra engancharnos con su historia. A partir de esos intercambios tenemos suficiente curiosidad por lo que sucederá a continuación.


En busca de diálogos memorables, mi mente recordó dos lineas de Shakespeare, ambas de la obra Ricardo III. La primera la recuerdo en inglés, en boca de Sean Connery, en una cinta cuyo título olvidé: Now is the winter of our discontent. La otra, en español, en boca de Ian McKellen en el filme Richard III dirigida por Richard Loncraine: Mi reino por un caballo. Quizá estás líneas son muy teatrales, pero frases que se graban en la memoria hay en todos niveles. El mundo entero recuerda el nombre del ex Gobernador de California, cuando alguien se pone serio y dice: I’ll be back.


Los mexicanos, al menos los que escuchábamos el radio o veíamos la TV, llevamos grabados en el inconsciente frases publicitarias como: 

Chocolates Turín, ricos de principio a fin.

Entre el zapato y el pantalón, está el detalle de distinción.

Hay quienes ven esto como un vaso medio vacío. Pero hay quienes lo ven como un vaso medio lleno, verlo así es pensar positivamente. Pensar joven. Cuestión de enfoques. 

Una frase bien hecha, con significado, si cae en el receptor correcto, dará inicio a un  buen diálogo.

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