viernes, 6 de diciembre de 2024

Todo el tiempo lees

 Cuando miras la siguiente imagen y la descifras, reconoces que el dibujo representa un objeto familiar, piensas: silla.

Eso es leer. Leíste una imagen. Pero si menciono la palabra silla quizá imagines algo como esto.

Y si señalo que la silla es de madera quizá pongas en tu cabeza algo semejante a esto.

Si sólo digo silla roja quizá pienses algo así.

Esa es la magia de las palabras y la lectura, estoy seguro que la palabra silla trae diferentes imágenes en tu mente que en la mía. Esa es la gracia de leer juntos. La misma palabra tiene distintos resultados influenciados por las circunstancias.



Quizá tu abuela piensa en una silla de respaldo alto mientras lee un cuento de Cortázar.

Mientras tu prima fashionista imagina esta otra.
Y tú tienes en mente algo así.
La palabra silla corresponde a cada una de las imágenes anteriores pero la diferencia está en tu mente, en lo que tienes cerca, en lo último que viste, en lo que has vivido. Ninguna representación es menos valiosa, todas dependen de tu contexto y del contexto del relato en que aparece la silla. Seguramente mientras leías esto no pensaste en una silla como la siguiente:
 Esta nueva imagen requiere mencionar que se trata de una silla ergonómica y esa mención ya la pone en un contexto de oficina o cerca de un escritorio. Normalmente no pensamos en esto como lectura, es una función automática que damos por hecho. Quizá en un documento de oficina cuando te solicitan doce sillas la mente se conforma con una imagen simple porque no tienes opciones. Pero si lo tuyo es la decoración, identificar la silla apropiada es todo un lío.
Todo esto es leer. Leer es imaginar para llenar los vacíos con tu experiencia. Nadie los llena por ti. En la imagen siguiente, las sillas apenas son visibles, pero si hubieras trabajado con Tarantino en su elección, no lo habrías tomado a la ligera. 

Si te gustó este ejercicio, leamos juntos, escríbeme a abrahamler@gmail.com 




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