Somos minúsculas partes de la nada.
Engreída miseria que se mira el ombligo.
Nos explicamos todo, sin explicarnos nada.
Nadie murió fuera de casa.
Inventamos dioses y al poder de nuestra fantasía nos sometemos.
El sol que nos calienta es un fuego que arrastrará la luz hacia la muerte.
Nos hundiremos aterrados en el sueño.
Despertaremos en otro cuerpo, en otro espacio, en otros ojos, cuando el azar regale otro chispazo.
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