lunes, 22 de mayo de 2023

Bad Bunny no es arte, no te conformes



 La música no es un arte es el título de un episodio de La Cata Musical en YouTube. Tan sólo leer esa frase puso mi mente contra las cuerdas en posición defensiva. ¿Qué dice? Le di play y César Muñoz explicó que la música es un lenguaje, del mismo modo en que las letras lo son. Es decir, una lista del supermercado o las noticias son textos, son mensajes. Pero no son literatura, no son arte. En ese sentido, una canción es música pero no toda música es arte. César tiene razón, la música es un lenguaje. Por un momento me calmé, y segundos después mi mente volvió a girar.  


Caí en la trampa y apenas descubro que la red está rota. Cuando rechazo la “música” de Bad Bunny es porque no le encuentro el mérito. Por principio de cuentas no entiendo la mitad de sus palabras, necesito subtítulos. Cuando logro descubrir lo que dice, me sorprende que pueda decirlo en público sin estar ebrio o drogado. Y me sorprendo el doble cuando veo que hay personas memorizando sus letras y cantando a todo pulmón. Para mí, todo el reggaeton suena igual. No podría distinguir la música de Maluma de la de Bad Bunny. Si logro diferenciarlas será porque uno bosteza y el otro no, aunque ninguno sepa pronunciar la erre.


Para mí, la música debería ser arte. Cuando por obra del azar escucho alguna canción de Bad Bunny, tengo la certeza de que no es arte y me cuesta trabajo aceptar que sea música. Es cierto que jamás lo he escuchado llamarse artista, pero sí he escuchado a otros soltar “es el artista del año”. 


¿Artista? Un artista es el que hace arte. Pablo Picasso era un artista y no por eso todas sus obras son buenas. Los artistas también hacen basura, también se equivocan. ¿Bad Bunny es artista? No lo creo. Quizá sea un músico o un animador. Probablemente sea un artista de la mercadotecnia. Lo cierto es que detrás de él hay una maquinaria que lo vende por montones y al hacerlo baja el estándar de calidad de lo que el público considera arte, de lo que valioso y de lo que significa talento.


¿Para qué sirve Bad Bunny? 

Independientemente de si la música de Bad Bunny sirve para bailar o como ruido blanco mientras bebes alcohol, la música de este fenómeno publicitario rebaja el estándar de lo que el mundo entiende por arte, por música, por talento, por mérito y por calidad. 


Es como si en la última olimpiada, el récord en salto de altura cayera a 50 centímetros y nadie pudiera saltar 51. Establece un límite que otros miran como inalcanzable. Aunque ayer dar un salto de ese tamaño fuera ridículamente fácil para el 50% de la población. Si te parece exagerado, te recuerdo que hay personas que no saben si son hombres o mujeres y que un hombre ganó el concurso de Miss España. 


En otras palabras, si Bad Bunny se vende como un ejemplo a seguir, perdemos todos. Cuando escuchamos que gana Grammys y lo dejan entrar al Met Gala, inconscientemente comenzamos a aceptar que su producto debe tener mérito o calidad aunque no sea así. A todos nos gustan cosas malas, por ejemplo unos pingüinos. Nadie piensa que son alimentos nutritivos o que puede vivir dos días comiendo sólo eso. Son un gusto culposo, nadie les brinda premios por su popularidad, ninguna academia culinaria premia a su creador. Sin embargo, su toxicidad no disminuye su popularidad, ni sus ventas. Todos sabemos exactamente qué son y para qué sirven. 


La músicade Bad Bunny es útil. Igual que una lista de ingredientes es útil para un cocinero. Puede ser la mejor lista de cosas que necesitas para preparar gansitos; es útil, pero no es arte. No obstante, su éxito y sus ventas lentamente establecen un tope en la mente de la gente. En algunos brota la idea de ser como él. Cuando los niños piensan: de grande quiero ser incapaz de pronunciar las erres, balbucear tonterías y ganar mucho dinero para gastarlo comprando la compañía de Kendall Jenner. Allí se jodió la cosa.


Olvídate de apreciar a Bach o a Vivaldi, olvídate siquiera de poner en el radar a Paco de Lucía. Tendrán dificultades para entender a Pink Floyd o disfrutar de los Beatles. Cualquier canción de más de 5 minutos es eliminada en plataformas. Tu capacidad de atención disminuye. Si se elimina de los medios toda la música de calidad, los estándares de todos disminuyen y nuestra vidas se envilecen. No habrá necesidad de tocar un instrumento. Tocará Bad Bunny acompañado de un robot en Bellas Artes.


Elevemos la vara y mejoremos nuestras vidas. Bad Bunny es un mal chiste, un gusto culposo. Aspira a más. Busca calidad, busca satisfacción, atrévete a salir del montón. Si tus amigos te tachan de mamón por no compartir sus gustos, vas por buen camino. Busca nuevos amigos. Educa tu criterio. Bad Bunny no es arte, no te conformes.


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