lunes, 9 de octubre de 2017

Marciano

- No, Marciano, no. Entiende.
- Es la última vez que te pido dinero. Lo juro.
- Lo mismo, palabra por palabra, dijiste hace quince días.
- Lo sé, hermano. Pero ¿qué le voy a hacer? Mi mujer está enferma y no tengo para sacarla del hospital.
- Serías capaz de decirme cualquier cosa.
- No miento. Ayer la tuve que llevar con peritonitis. La operaron de emergencia y y si no la saco, la deuda sigue creciendo. Por favor, esta es la última vez.
- Si te vuelvo a prestar, también se va haciendo grande tu deuda conmigo.
- Ya sé, pero somos hermanos. No me vas a dejar colgado, ¿verdad?
- ¿Cuantas veces me has fallado ya? ¿cómo se que no se repetirá?
- Te dejo el coche en garantía.
- ¿Cuánto necesitas?
- Nomás para sacarla.
- ¿Cuánto?
- Con quince salgo.
- Dame los papeles del coche. 
- Gracias manito. Eres puro corazón. No se cómo voy a pagarte.
- Con dinero, Marciano. Con dinero.
- Toma los papeles, mil gracias, te agradezco de veras.
- Voy por el dinero.
Se va y vuelve con las manos vacías.

- Los papeles se quedan en prenda por lo que me debes. Dame las llaves del coche.
- Pero, ¡hermanito! Tengo que ir por Silvia. Está recién operada.
- Las llaves.
- OK. Toma las llaves. ¿y el dinero?
- Silvia acaba de llamar. Que te vayas para la casa a recoger tus cosas porque no te va a recibir de nuevo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario